En ocasiones, la manutención y la asistencia de un familiar enfermo o viejo puede resultar una carga tan pesada que deja exausto y arrepentido al más amoroso de los parientes. Pero el amor filial no necesariamente lo establecen los vinculos parentales. La "sangre" no lo implica, no impele, no obliga, y lo encontramos florecer espontánea y naturalmente a veces en relaciones interpersonales de roce cercano y prolongado entre personas que no son familia directa: a veces entre una larga amistad surge una hermandad, y a veces en la crianza de niños que no son nuestros hijos biológicos surge el mejor y más amoroso de ellos.
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Este es el caso de Alejandra, una joven de 33 años que llegó a dar su testimonio en el programa Carmen Gloria a tu servicio para solicitarle a los hijos biológicos de su "tata" que la ayuden en su cuidado y atención. La chica no es su hija biológica pero con esmero se ha encargado de su viejo por varios años.
Se trata de un hombre que la crió y a quien considera su padre.
En el programa que desde el 2018 es trasmitido por TVN, también se encontraba Angélica, quien si es hija biológica del señor y María quien es una sobrina.
Al escuchar con atención el requerimiento de la demandante, Alejandra, Carmen Gloria Arroyo se mostró como poco se le suele ver, conmovida, debido a los duros avatares vitales que la mujer ha debido sortear desde pequeña.
"Le ha tocado duro en sus cortos 33 años", indicó la abogada antes de ser interrumpida por María, la sobrina, quien pretende hacer ver que no hay nada de especial en la asistencia o cuidado diario de un familiar y que muchos pasan por ello, aparentemente incluiyéndola.
"Disculpe, mi padre es hermano de la mamá de ella y yo lo cuidé, yo soy mamá soltera y mi hija va a la universidad", puntualizó la mujer.
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La indignación de la jueza
Fue en este escenario que Carmen Gloria se encolerizó, y con sarcasmo le hizo saber a María que no se trataba de su caso, que era distinto: "La felicito, bien por usted, pero no estamos hablando de su papá".
A partir de ese momento el programa se puso candente y en un dime y direte en donde ni alejandra ni la jueza perdieron el control, se veía:
María: Pero yo le digo; no cuesta nada y no reclamo.
Alejandra: Yo no estoy reclamando.
Carmen Gloria Arroyo: No, no, no. No dé explicaciones ¡Qué arrogancia! Yo podría contarle cosas que conozco de otras personas y decirle a usted que qué hace aquí parada.
María: No, está bien...
Carmen Gloria Arroyo: Está pésimo, pueh, uno tiene el deber de respetar las historias ajenas. No todos actuamos ni sentimos igual. Y creer que uno tiene la capacidad de saber exactamente cómo siente o debiera actuar el otro, es una arrogancia que no se permite.
Y, justo con una clara señal de empatía y una dosis de justicia, la jueza cerraba el caso.
Las claves
- Alajejandra, la demandante, solicita los servicios de la jueza Carmen Gloria para que los hijos u otros familiares se distribuyan la responsabilidad deel cuidado diario de su "tata".
- Maria, una sobrina del "tata" interviene arrogantemente insinuando que lo que hace alejandra no tiene nada de singular
- Finalmente, la jueza destaca que lo que dice María no se sigue de los planteado, que el ejemplo que aduce no tiene lugar, y se inclina por resolver la solicitud de Alejandra.